Por poco tiempo llevé un diario de las freakeadas a las que asistía a diario, y de las que algunas veces me convertí en protagonista.
El subte es un extraño lugar, más para una dama (sic). Pero es sin dudas un lugar genial para entrenar el ojo del etnógrafo (en entrenamiento, tal mi situación, o mejor dicho, la que siempre sigue siendo)
Acá hay un fragmento de un fragmento de un día.
19 de junio, intentaré hacer el doble y sinuoso camino de reconstruir el presente proveyendo imágenes al futuro. Podría decirse de una sublimación estructural. Tal vez lo sea, o mejor aun, una antropología subterránea posmoderna que desmienta la mitología fragmentarizante de las hibridaciones superfluas y los flujos volátiles... ay ay ay
Saltar de la cama a las 6:10 creyendo que son las 6:30.
Sucede que las agujas del despertador son bastante confusas (o la confusionista, con s, soy yo, en fin) y el segundero se parece mucho al minutero, y entonces en realidad eran las 6, 9 minutos y 30 segundos.
Qué me pongo, qué me pinto, qué me abriga y la cartera ¿puse las llaves? ¿agarré las otras llave? siempre desconfiñe de las llaves. no las usaba, me hacía la que me las olvidaba.
odo junto y junto al salir corriendo.
Para esto ya me había dado cuenta que no eran las 6:30 cuando me había levantado pero ya estaba lista, y la inercia frenética de la despertada me empujó a la vereda. Primero al ascensor, después a la vereda, tres casi cuatro cuadras y al subte, a pasar la mañana del jueves. Y algo de tarde. Ypasar, como todos allí debajo.
Llegué más bien temprano, o eso me pareció.
Era, probablemente, temprano porque el otro kiosco estaba cerrado.
Primero la llave chiquita que casualmente es al del candado grande, prender la luz, la otra perciana, la de la llave violeta. Finalmente la persiana que anda mal. Un día se me va a caer y me va a cortar la cabeza. Guardar candados y llaves, pero no tanto, queda abrir la puertita de atrás, y los candados de las rejas chiquitas, donde van los libros, que habría que quitarles el polvo pero para eso primero debería reemplazar el plumero
Las cajas con subtepass, el de seguridad y la transmisión de saberes. El violinista y su afán con las cajas y cajitas. El jueves me dejó un ensayo, una parte de su entrenamiento, si bien alejado de la maestría con la que el flaquito construye el origami subterráneo. Una cajita toda blanca, por mi confesión de que es más lindo así que las que se ven las tarjetas, modelo que -según él- le gusta a mi jefe, quien le pidió en una alguna vieja oportunidad, una que sea así.
Comencé a dibujar la cajita (siempre con el ojo-puntapié) pero se me fueron las ganas cuando ví que Federico la había puesto en el fondo (cuando escribo esta imagino que a esta altura ya la tiró a la basura.)
El gran baile del despliegue de la violencia.
Hoy uno se cagó a piñas con otro, previa discusión muda y violentísimas miradas con el de seguridad. Que se unió a la pelea después, o a la defensa, o a las dos
También mostró su violencia el que compró Sartre y llevaba un montón de apuntes arrugados en la mano
*fuentes de imágenes: Carolina Scartascini y misfotosdebuenosaires.blogspot.com.ar